Fotograbado

Il y a une cathédrale qui descend et un lac qui monte.

Arthur Rimbaud

La obra de Floki Gauvry se nos ofrece como un lenguaje de lo íntimo, como una música visual que irrumpe en el centro de su experiencia vital.

En las frecuentes conversaciones que mantuvimos a lo largo de una amistad que se cuenta por décadas son escasas las oportunidades en las que hablamos de la obra en sí. Para Floki la obra acabada es autónoma y se expresa en su propio decir.

La técnica es el tema que con mayor frecuencia ocupa nuestras conversaciones sobre su arte. FG trabaja afanosamente en afinar el oficio, en experimentar con diferentes dispositivos hasta encontrar el medio más conveniente para transferir su ‘visión’ al lenguaje que mejor la exprese.

Los grabados sobre papel no solo dan muestras de la excelencia de su oficio, también ofrecen al observador la visión que el ojo de la artista tuvo al saltar el muro de lo manifiesto; las fuerzas ocultas de los elementos se tornan visibles en las sutiles variaciones de las series en las que se organiza la obra.

Formada en la tradición del grabado, ejerce desde hace más de 50 años el arte de la transferencia, oficio que la acompaña a diseñar el camino hasta la artista multimedia que hoy encontramos exponiendo en diferentes países, convocada por espacios internacionales dedicados a este arte.

En su taller de Barracas, Floki sigue creando. Al concluir estas líneas una nueva serie está comenzando a diseñarse en las manos de esta mujer singular que supo construir su ‘cuarto propio’ en el centro de su experiencia vital.

Silvia A. Conde